Es evidente que nuestro estilo de vida ha cambiado en la ultima decada. La moda ha evolucionado y con ella nuestra manera de hacerle frente al mundo en que vivimos: un monstruo que no se detiene y nos obliga a equiparnos ante la contienda diaria. No se trata de buscar el hilo negro ni titularnos copycats de la moda, sino de entender que ésta es una extensión de nuestra vida diaria; el reflejo de lo que somos. La moda urbana llega en un momento ideal para una sociedad sedienta de cambio, una sociedad fashionista siempre pendiente de las últimas tendencias, de lo raro y de lo diferente. Y es que de eso se trata la moda, de encontrar el elemento perfecto que complemente nuestra vida, que nos haga sentir espectaculares y podamos reflejarlo. Debemos ser congruentes con nuestra personalidad y entender que las tendencias son sólo puntos de referencia; nuestra labor es tomar lo mejor de ellas. En los últimos meses he tenido oportunidad de escribir sobre marcas de moda urbana y verdaderamente ha sido una experiencia reconfortante.
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Me ha hecho sentir libre y relajado, y es justo ahí cuando me quedó claro lo que esta revolución fashionista pretende: libertad que refleje lo que somos. La versatilidad que ofrece la moda urbana permite experimentar una dualidad que vaya de la mano con nuestra vida cotidiana, es decir, no importa la actividad que hagamos durante el día o durante la semana, la moda urbana es un escape para expresar lo que somos cuando estamos lejos de la oficina o de una reunión de negocios; nos da la pauta para disfrutar y experimentar un sin fin de opciones para vernos y sentirnos listos para la batalla en la pasarela de asfalto. Renovarse o morir, es la premisa básica que los diseñadores alrededor del mundo imponen en sus colecciones. Hoy la moda urbana invade la ciudad, resultado de la sed de jóvenes que buscan imponer sus propias reglas, su identidad y gritar a los cuatro vientos: ¡soy único!. ¿Edad?, no existe para esta moda, es sólo cuestión de guiarnos por lo que sentimos y por lo que somos, de entender que un color, una textura o incluso una t-shirt, son la extensión de nuestro estilo. Experimentar esa independencia nos convierte en dueños de nuestra personalidad y sólo de esta manera disfrutaremos lo que la moda nos ofrece: libertad. Leggins encendidos, blusones, hombros descubiertos, cinturones gruesos, boinas, jeans desgastados, gafas de pasta coloridas, messy hair, botines, stilettos multicolores, frases en playeras neón, en fin, la moda urbana ofrece un interminable abanico de opciones con las podemos reflejar quienes somos. La propuesta es clara y nuestra única labor es dejarnos llevar y comprender quienes somos. Una vez claro lo anterior, seremos parte de esta revolución Urban Chic que sin duda llegó para quedarse. Debemos armarnos ante la guerra o dejarnos morir grises y aburridos. Simplemente hay que atreverse y, como dijera Marc Jacobs: think out of the box. |
